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lunes, 20 de enero de 2014

Guardar silencio



Cemento, ladrillo, cemento, ladrillo. Otra capa, otra, otra, una más. Vamos. Más alto, más. Mujeres y hombres. Todos con un propósito, todos con una sucia meta. La ambición les corroe por dentro. Son obreros, pero también esclavos de ese vicio tan egoísta. ¿Qué piensan: que lograrán llegar ahí arriba? ¿Que lograrán la torre de Babel? Qué ignorantes e ingenuos son. Es fácil odiar a la raza humana. Tan avaros, tan susceptibles, tan... horrorosos. Solo están tentando a la suerte. Acabarán causando su propia autodestrucción, ya os lo digo yo, y eso que no llevan mucho tiempo en la faz de la Tierra (relativamente). No como nosotras, las piedras, que llevamos desde el inicio del mundo. Sin embargo, ahora están tan empeñados en terminar esa estúpida torre... Van a acabar mal. Y yo me alegraré, pero por ahora la idea de formar parte de algo formado por ellos me produce un gran rechazo. Aunque ya es demasiado tarde. Ya me han pulido, ya me han dado forma de prisma y ya me han colocado, entre un par de capas de cemento seco y poco pegajoso. Por desgracia soy ya un ladrillo. Soy uno entre miles de millones, pero seguro que nadie siente tanto desprecio como yo. Eso es seguro. Veo sus horrendas caras llenas de ansiedad y el odio me muerde con fuerza y retengo el impulso de gritar con todas mis fuerzas, más que nada porque por muchas ganas que tenga, no voy a poder hacerlo. Si pudiese moverme, aunque solo fueran un par de centímetros, todo caería. Si pudiese moverme, les daría una lección que no olvidarían en toda su vida, si es que alguno sobreviviese. Todo lo que han cambiado y todo lo que van a cambiar. Jamás evolucionarán mentalmente respecto a eso. Miles de años al lado del ser humano me han enseñado que siempre querrán ir a por más y más y nunca se darán por vencidos. Acabarán con el mundo antes de que éste decida hacerlo. Pero ¿qué puede hacer un simple ladrillo? Sé lo que les conviene. Por eso, hago lo que nunca una piedra había hecho y lo que nunca ninguna piedra hará. Reúno todo lo que hace que yo esté aquí y me muevo. Es apenas imperceptible. Son apenas un par de milímetros, pero el cemento era tan poco resistente como el barro. Yo caigo, pero a veces solo hace falta mover una pieza para que todo cambie, y todo lo que forma parte de la torre de Babel se derrumbe conmigo.

5 comentarios:

  1. " todo lo que forma parte de la torre de Babel se derrumba conmigo." Sería: "y todo lo que forma parte de la torre de Babel se derrumbE conmigo, ¿no?
    Es impresionante cómo es posible que sólo con un ladrillo pueda destruir tal construcción. Si uno no quiere, el proyecto no se puede llevar a cabo.
    La raza humana es cada vez más egoísta, más ignorante y más idiota. No se dan cuenta de que están destruyendo el planeta con su avance tecnológico, contaminando el aire, el agua y el suelo. Al final, todos acabaremos mal...pero bueno, hasta entonces sólo podemos plasmar lo que sentimos en un blog, pero no podemos hacer nada.

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    1. Mil gracias vera, por tu observacion. No me habia fijado. Cuando escribes un comentario en mi blog, me alegras el dia :) Mucha gracias

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  2. jajaja xD de nada. A ver si la gente se anima a comentar más ;)

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  3. Éste es el que más me ha gustado.
    Besitos
    Arancha

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  4. Me encanta este relato, qué capacidad de que nos sumergamos en la individualidad que aunque pétrea vive y nos abre su conciencia de comunidad.. Me chifla

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