La tormenta derrite las lágrimas de tinta. Mis ojos acumulan
la sombra suspendida y se van oscureciendo a cada gota que me salpica.
Sé que me deshago.
Los tropezones de mi párpado se estrellan contra el
firmamento. El brillo de mis ojos manchan el cielo, creando estrellas. Me
aplasto contra el desierto de baldosas de madera.
Me voy como vine. Volveré como me voy.
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